martes, 21 de agosto de 2012

XIX


A mi pesar, tal vez, tengo intenciones
de abandonar recuerdos y pesares,
pero más perspicaces que mi anhelo,
mixtura de mis músculos y nervios,
me disocian la risa sin visiones.

A punto de un derroche alienatorio,
de un hipercurso estado indiferente,
a punto de batirme en retirada
y mostrarme adaptada e inconciente,
viene siempre un recuerdo a contramano
viene algún sacudón,
indefectiblemente.

No hay evasión posible que no tiña
como un hilo de sangre,
y no hay alejamento tolerable
en el que sabe
que al consumir oxígeno
comparte el mismo aire,
y en la misma medida
con un nasal desfile,
con una miscelánea de narices voraces,
un desmadre de fosas apareadas...
Lo mismo toman aire
los buenos que los malos.

¿Y yo dónde me pongo?
En qué estante me ubico yo esos días
en que, a pesar de mí,
me digo: ya es bastante,
me vuelvo individual y divisible,
me tomo de mí misma
como de un buen amante,
y me digo sin más
que de hoy en adelante
a gozar de la vida,
a mimarme y colmarme,
ya basta de recuerdos
¡y basta de pesares!

Qusiera que me entiendan...
Son días tan corrientes,
idénticos a tantos,
que nadie da siquiera alguna muestra
de haberse dado cuenta
de que mi neurastenia
se ha agravado.

Son días como tantos...
Sólo como les digo...
les decía...

que a mi pesar tal vez tengo intencioens
de abandonar recuerdos y pesares,
pero, igual que mi verso, me desgajo,
lo mismo que mi rima me desmano,
y agradezco que exista la vergüenza,
y que pueda conmigo mi conciencia,
conmigo mis visiones y pesares,
conmigo mis recuerdos a trasmano...

No hay comentarios:

Publicar un comentario