lunes, 11 de mayo de 2015

Noche y mañanas

Mirá que lo he intentado, eh. Pero no creo que nadie, nadie, nunca pueda entender lo que me significa tu ausencia.
He aprendido a callar. No sabes lo que me cuesta. Pero ya casi no lo digo. Ya casi no te nombro. Entonces creen que "ya pasó". He vuelto a la normalidad de los días para que no crean que enloquezco, para que no me miren de soslayo, para que no sientan que me creo la dueña del dolor.
Pero no hay normalidad ni la habrá nunca, y enloquezco cada noche antes del sueño, y soy la dueña del dolor. Soy la dueña de todo mi dolor, de toda tu ausencia. Cada cual es dueño de su dolor.
Abomino el paso de los días que te vuelve mas presente en tu ausencia, mas ausente en tu presencia.
Te extraño.
Mucho.
Más y mas con el correr de las horas.
Y mas te extraño cuando la vida se viste con sus mejores ropas.
Pero ya voy entendiendo que nadie, nadie, nunca podrá entender lo que me significa tu ausencia. Y que te pienso cada una de mis noches y cada una de mis mañanas.