viernes, 24 de agosto de 2012

Reflexiones de Delia sobre la muerte

Palabras que María Delia me escribió en noviembre del año pasado a partir de algo que yo escribí sobre la muerte (y que hoy me ayudan en esta brutal ausencia, la suya...). El título de mi escrito es "He de morir. Un día."http://matutestella.blogspot.com.ar/2011/11/he-de-morir-un-dia.html )


"Hermana: Necesité un espacio -de tiempo, de relectura, de reflexión, de búsqueda de un tono- antes de comentar tu escrito.
Recordé nuestra conversación telefónica y escarbé confundida las posibles razones por las que no advertí tu autoría en un título de tanto peso. ¿Huida intuitiva?... para no enfrentar la multiplicidad de significaciones que, desde el texto, sostienen ese título. Significaciones contenidas, desplegadas con transparencia sagrada en el texto y significaciones provocadas desde y por el texto en mi espíritu…, alguna inaudita, porque jamás me concentro en la idea, trágica hasta la locura, que considere la muerte de los que amo. Me resisto.
Te diré que siempre has tenido vocación por la belleza; una auténtica artista que se reafirma en el escrito, porque lográs iluminar la vida, recalco: la vida, con palabras, aunque te expreses sobre su negación.
Mi concepción es que no morimos para nosotros mismos; morimos para los otros. Y ni siquiera para todos los demás: morimos para aquellos que nos han conocido; para quienes, de una u otra forma, han convivido con nosotros. Coincidimos, por lo tanto, hermana querida, en lo que expresás sobre el recuerdo. Cada vez que volvemos a pasar por el corazón de esos otros, revivimos.
En cuanto a que, muertos, seamos nada, no coincido. Una vez que ha sucedido el milagro de ser concebidos y nacemos, ni nos vamos del planeta ni llegamos a ser nada. Ceniza o química natural hasta llegar a calavera o polvo, somos un algo. Sedimento, tal vez, alimentador de savias subterráneas. Ser para siempre parte de este bello planeta es un consuelo absoluto. Llegar a ser alguna vez nutriente de un trigal o de una mata de alelíes, una alegría presente como para cantar la vida y la muerte, también.
Gracias por compartir tus reflexiones que, a la vez, estimulan las mías. Te amo mucho. Delia "


-----------------------------------------------------------------------------

Palabras compartidas por Patricio López Tobares, compañero de Delia en un Seminario de Dramaturgia, en las que Delia le escribió sobre la muerte de su abuela: 

Delia fue muy buena conmigo siempre. Era quien me cuidaba en el seminario. Para homenajearla encontré lo que ella me escribió el día que murió mi abuela, la pinta en alma: 
"Mi querido Pato, son las 2:19 de la madrugada del viernes y recién tengo tiempo de mirar mis correos y me entero de tu dolor. También tuve una abuela muy amada, muy compinche, a la que admiré y aún extraño aunque hace treinta años que murió.
Me conmueve y, de verdad, me honra que compartas conmigo lo que estás viviendo, considero un privilegio que me aceptes como para compartir tus íntimos sentimientos en este momento.
Mi concepción acerca de la muerte, resumida al mango y mal expresada, me lleva a considerar que es un paso más en el camino que iniciamos al tener la enorme alegría, el milagro, de acceder a la vida. Pudimos, pudo tu querida Iole (qué bello nombre), perderse en el desencuentro en que tantos óvulos y espermas se pierden, pero no... fue milagro y participó del milagro que sos. Cuando venimos aquí ya nunca nos vamos; algunos creen en una cosa, otros en algo diferente; a mí me alegra pensar que nunca más dejamos de girar en el bello planeta.
Iole está entre nosotros, para siempre. Y desde tu corazón, a pesar de tu dolor, ella sonríe, serena. Te voy conociendo, Pato, aprendo a quererte. Un abrazo. Delia"

No hay comentarios:

Publicar un comentario