Salgo a mirar la luna
y es la misma,
y es lo mismo este cielo
y sus estrellas.
Aún no se escucha el canto
de los grillos,
ni hay titilante vuelo
de luciérnagas.
No perfuma el jazmín,
no ha dado a luz el césped,
no anidaron gorriones
y aún el árbol
luce sus ramas secas.
Pero hay algo en el aire
que no se ve ni se huele.
Todo está en el ambiente
y expectante,
todo se anuncia mansa
y quedamente,
muy silenciosamente.
Se terminó la espera:
veintiuno de setiembre
¡Es Primavera!
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