"Todos los días pasaba por la puerta de un almacén y quedaba reflexionando sobre el pintoresco letrero que tenía. Se llamaba “Restaurante Sin Nombre”, y ese era su nombre; como cuando uno dice “nada quiero decir” y lo está diciendo o cuando nos preguntan algo espinudo y uno se queda en silencio, y con el silencio se está diciendo mucho más que con las palabras. Creo que no se puede eludir la responsabilidad que uno tiene frente a la sociedad o a la gente que lo rodea, yo creo que no existe el indiferente, el apolítico, el independiente. Creo que todos estamos comprometidos desde que nacimos. Si el hombre ha podido vivir y desarrollarse durante tantos siglos ha sido gracias a los que han estado comprometidos con sus hermanos de lucha, de clase, de trabajo. Yo creo que el poner nombres a las cosas no tiene importancia. Lo que sí tiene importancia es no clasificarnos, encasillarnos como si fuéramos una cifra, un número de teléfono, un trámite. La vida no pregunta si uno quiere o no comprometerse. La vida nos da el aire, el calor, la vista, una mirada, el amor... Entonces qué importa cómo se llaman las coas, si por último tendríamos que aprender tantos idiomas para expresar el amor que sentimos por Chile, por América, por el mundo, por mi hija, mi hijo y por todos los que tienen que nacer."
VÍCTOR JARA
(Mi hermana Delia me hizo conocer esto. Y se convirtió en un texto muy importante para mí. Todo lo que me enseña Delia es importante porque son cosas bellas que me sirven para ser mejor. Julio de 1977)
No hay comentarios:
Publicar un comentario