Hoy, revisando rincones, encontré tesoros... Este es uno:
Para seguir queriéndote
tal y como te quiero
tengo que resistirte.
Aprender a enseñarte
que debés aceptarme
como me conociste,
sin intentar cambiarme
ni un poquito.
Yo tengo estilo propio,
no mejor que los otros
pero yo lo defiendo
como a un bien muy costoso.
Válgante como ejemplo
(aquí te las enumero)
las formas en que siento:
Pongo mucha atención
cuando hay silencio,
y puedo distraerme
cuando me hablan.
Cierro fuerte los ojos
cuando quiero ver claro.
Me incomodan elogios
cuando hago lo que debo
y aguanto que me adviertan
(aunque a veces me duela)
si voy equivocada.
Desconfío de los hombres
que no muestran defectos,
de toda gran belleza
que luzca indeformable,
de los que nunca fallan
un poco en sus deberes,
y alardean de neutrales
de ingenuos e inocentes.
Odio a los que se escuchan
como a un dios a sí mismos
e, indecentes, confunden
lo que es buen amor
con mal equivalente.
No creo en los pecados,
ni en dios, ni en la electrónica.
Creo sólo en el hombre.
No creo en la elegancia,
ni creo en la conveniencia,
ni en todo el que sonríe
queriendo convencerme.
Creo que la conciencia
existe en tanto existe la materia,
y según la materia
es el exacto estado
que alcanza la conciencia.
Aborrezco a los hombres
que se sienten mejores
que el que los acompaña.
A los que dicen ver
mirando de reojo
y creen que sonreír
es enseñar los dientes.
A todas horas siento
que soy mortal y débil
y al mismo tiempo siento
que soy eterna y fuerte.
Aunque camine sola
me siento acompañada
y aún rodeada de muchos
alcanzo soledades.
Creo en la autoridad
que va en mi corazón;
que sólo a mis amigos
les duelen mis errores,
por eso les consiento
que critiquen mi vida.
Creo que el Amor barre
el lodo y la ceniza,
que puede encender fuegos
sobre el viento y la nieve
y cambiarle el futuro
al planeta que pisas.
Creo que mi destino
es nada más que mío
y que debo construirlo
de acuerdo a mi albeldrío.
Creo que la niñez, tan solo,
no merece el presente,
nosotros merecemos
cuando nos roza o hiere.
Por lo que calculamos,
por lo que omitimos,
por lo que intercambiamos
y lo que no pusimos.
No tengo santo
a quien rezarle
y la única virgen respetable
me parece la vida.
Más que nada en el mundo
creo en un gran futuro
sin fronteras,
de una sola bandera
con una sola estrella
con el color teñida
de la sangre
de mis amados muertos.
Y aunque no la veré
lo mismo creo.
Tan sólo me consiento
sin darme en la cabeza,
mi eterna inocentada
de querer ser poeta
de cara contra un mundo
que aplaude las miserias.
Admito: no tengo alas,
más sospecho que vuelo;
y no tengo divinos
poderes envidiables,
más cotidianamente
yo creo en mis milagros.
De vos, espero todo
lo que te guste darme.
Ni un poco más ni menos,
lo que te plazca, vale.
Sólo una condición
quisiera sugerirte:
que sea tu corazón
como una brecha abierta
al entregarme
los gestos y palabras.
No creas que es
por mí misma,
sólo tu gesto puro
hace que seas gigante.
En cuanto a lo que espero,
esencialmente hablando,
es que tal como soy, algún día,
me permitas amarte.
MARÍA DELIA MATUTE - 1984
domingo, 31 de marzo de 2013
Domingo de Pascuas
"La casa está en orden", dirías riéndote... pero no estás y a mí me han tomado los recuerdos por asalto...
Extraño tu casa... pero no tu casa "de Mansilla". Tu casa... esa casa tuya que eras toda vos... que convocaba y acunaba. Te extraño tanto...
Pascuas 2013
Extraño tu casa... pero no tu casa "de Mansilla". Tu casa... esa casa tuya que eras toda vos... que convocaba y acunaba. Te extraño tanto...
Pascuas 2013
En un inevitable
paseo por los senderos de la memoria descubro que mis recuerdos de las Pascuas
están asociados a mis sentidos. Un mes antes ya empezaba a escucharse hablar,
ruidosamente, de la Semana Santa. Para mi padre era imprescindible organizar el
encargo del bacalao en la tienda de “los gallegos camino a Alvear” que sin duda
alguna tenían el mejor porque sus familiares lo traían de la España misma.
A mí siempre me
costó entender el significado de esos días tan raros. El jueves era el más
incomprensible. El viernes me metía miedo. El rayo divino te castigaría si
comías carne, si tenías malos pensamientos, si no rezabas, si no ibas a la
iglesia bien temprano. Me aterraban esas imágenes cubiertas con telas negras
que naturalmente me hacía bajar la mirada y no faltarles el respeto… porque
eso también podía ser castigado. Durante el tiempo que duraba esa misa me
preguntaba todo el tiempo si no estaría yo teniendo malos pensamientos mientras
escuchaba los resoplidos entre aburridos y enojosos de mi madre. Años después
supe que a ella también la obligaba la obligación de los viernes santos. Lo
único que mitigaba tanto miedo era pensar en las deliciosas empanadas de
verdura y de pescado que nos esperaban en lacasadela´buela.
El sábado era día
de preparativos. Las cocinas familiares derramaban una lujuria de perfumes a
buena mesa. En lacasadela´buela todo olía a pescado y pimentón, desde el galpón
del tío José llegaba el inconfundible efluvio del hasta ayer pecaminoso jaleo
de carnes asadas, en lo de la Julia los jugosísimos pasteles de carne
(empanadas fritas, dicen los porteños), en lo la Ana los rosquitos,
bizcochuelos y postres y en la mía reinaba el olor a choclo que mi madre
desgranaba uno a uno para las humitas. Todo era cocina para que el domingo de
Pacuas fuera un perfecto festín de sabores.
Ese día, el
domingo de Pascuas, mis hermanos y yo siempre estrenábamos alguna ropa recién
salida de la Singer de la mami que parecía tener vida propia bajo sus pies y su
mirada…
En este rosedal
de mis recuerdos no hay Pascuas sin sol. Todo era luminoso en ese día. Los ojos
viejos de mi abuela brillaban de otro modo y toda ella se permitía la ternura.
Los rincones de su patio emaparrado eran la guarida de los codiciados huevos de
Pascuas que ella misma se encargaba de identificar con el nombre de cada nieto
y esconder cuidadosamente. Mis hermanxs , mis primxs y yo fingíamos durante
rato no saber dónde estaban y ella fingía que nos creía. En mis años más niños,
obvio, la que me ayudaba a encontrar el mío era Delia. Y después, cuando ella,
la Delia, se vino a vivir a Buenos Aires, un momento decisivo de la jornada era
el horario de ir a la telefónica a hacer el llamado a la Capital. La ansiedad
alrededor de ese enorme teléfono negro inundaba en gritos, risas y lágrimas.
“Adiós, mi querida hija” decía mi padre en voz baja cuando la horquilla ya
había hecho silenciar la extrañada voz de mi hermana; y volvíamos a lacasadela´buela
en silencio, disimulando las lágrimas. Bah, ellos disimulaban. Yo hacía gala de
mi niñez llorando desbordada.
El día se
extendía hasta pasada la cena con trucos de los hombres, quejas de las mujeres,
escondidas de las chicas y travesuras de los chicos que hacían enojar a los
vecinos. Y la obligada repartija de comida que duraba días.
Cuando partió mi
abuela y a los dos años la siguió mi padre costó recomponer la celebración del
domingo de Pascuas. Para mi madre era importante y lo armábamos como podíamos.
Cuando fueron creciendo las nietas, mis sobrinas, algo de aquel espíritu se
recuperó. A falta de patio emparrado mi madre escondía los huevitos en los
cajones de su máquina de coser (aquella misma Singer) o entre las cacerolas en
los estantes de la cocina. Luego se sumó Baltazar, mi sobrino, y por último
Lautaro, mi hijo que fue el que menos disfrutó de ese rito.
Sigo sin
comprender mucho qué significan estos días, pero me siguen inquietando como en
la infancia…
El año pasado la
Pascua fue el 8 de abril y fue el último día que se reunió la familia toda (con
alguna -única- ausencia esperada y lógica), pero estuvimos todos. Fue en
lacasadeladelia, por supuesto. No fue un almuerzo, fue una merienda. Había
comida como para un centenar de personas pero debíamos ser menos de veinte.
Estábamos todos y eso nos sorprendía y nos emocionaba. Había un agregado al
festejo. Guady acababa de anunciar que estaba embarazada. La presencia de
Valentín, Lisandro y Camilo aportó la cuota de niñez imprescindible. Hubo muchos
abrazos, risas y lágrimas… Y codiciados huevitos. Como en aquellas Pascuas de
mi infancia.
No entiendo muy
bien qué significa este saludo, pero lo extraño. Y como siempre es cordial,
espléndido y magnánimo desear buenas cosas, aquí va el mío:
¡¡¡¡¡FELICES
PASCUAS PARA TODA LA GENTE QUE HACE BUENAS COSAS!!!!!
domingo, 24 de marzo de 2013
24 de marzo sin Delia
Hoy me he pasado el día extrañándola.
Muchos me tildarán de pesada, otros de enamorada del dolor, habrá quien diga "bueh", otros me refregarán que al lado de algunas tragedias mi dolor es naif... habrá quien diga que ya pasó tiempo prudente, y otros que me creo la dueña de la tristeza...
Poco me importa.
Hoy me he pasado el día extrañándola.
Extrañé organizar ir con ella a la Plaza. Extrañé sus relatos de los compañeros desaparecidos, su emoción incontenible al tomar la Bandera, su abrazo interminable con las Madres, sus órdenes y su ternura... Extrañé su presencia en la Plaza, sus dedos en V, su consigna corajuda, su intención de consuelo, su melancólica alegría, su cansancio generoso, su eterna militancia.
Extrañé la charla posterior, su análisis, su balance.
La extrañé hasta estallar en llanto, Y me tranquilizó llorar, porque ella merece que yo la haya extrañado tanto.
Será cierto, tal vez, que tengo facilidad para compartir mis sentimientos. Sólo sé que me sirve esta especie de "diario cibernético" para decirle a muchos que ella estuvo aquí y hoy me duele su ausencia y extraño su presencia como nunca imaginé que podía extrañar... Me sirve porque me gusta la idea de que muchos sepan que la mayor (muy mayor) parte de lo que soy es gracias a esa hermana Mayor... Gran hija, mejor hermana, enorme amiga, leal compañera, comprometida militante, extraordinaria madre, deliciosa tía, sensible poeta, comprometida militante, adorable suegra, impresionante escritora, elevada pensadora, inmensa abuela... Imprescindible ser humano.
Muchos me tildarán de pesada, otros de enamorada del dolor, habrá quien diga "bueh", otros me refregarán que al lado de algunas tragedias mi dolor es naif... habrá quien diga que ya pasó tiempo prudente, y otros que me creo la dueña de la tristeza...
Poco me importa.
Hoy me he pasado el día extrañándola.
Extrañé organizar ir con ella a la Plaza. Extrañé sus relatos de los compañeros desaparecidos, su emoción incontenible al tomar la Bandera, su abrazo interminable con las Madres, sus órdenes y su ternura... Extrañé su presencia en la Plaza, sus dedos en V, su consigna corajuda, su intención de consuelo, su melancólica alegría, su cansancio generoso, su eterna militancia.
Extrañé la charla posterior, su análisis, su balance.
La extrañé hasta estallar en llanto, Y me tranquilizó llorar, porque ella merece que yo la haya extrañado tanto.
Será cierto, tal vez, que tengo facilidad para compartir mis sentimientos. Sólo sé que me sirve esta especie de "diario cibernético" para decirle a muchos que ella estuvo aquí y hoy me duele su ausencia y extraño su presencia como nunca imaginé que podía extrañar... Me sirve porque me gusta la idea de que muchos sepan que la mayor (muy mayor) parte de lo que soy es gracias a esa hermana Mayor... Gran hija, mejor hermana, enorme amiga, leal compañera, comprometida militante, extraordinaria madre, deliciosa tía, sensible poeta, comprometida militante, adorable suegra, impresionante escritora, elevada pensadora, inmensa abuela... Imprescindible ser humano.
Y sí... me entrego al deseo de hablarte en primera persona, hermana mía:
¡¡¡¡TE EXTRAÑO TANTO, PERO TANTO... TANTO!!!!!
¡¡¡¡TE EXTRAÑO TANTO, PERO TANTO... TANTO!!!!!
miércoles, 13 de marzo de 2013
7 meses sin Delia
Mi abuela, la única abuela que tuve, murió en 1973. Y estalló la familia. "Mi" familia, real o inventada... Indiscutible, indisoluble, indestructible, indudable. Poderosa, numerosa, ruidosa. Esa familia era mi mundo. Todo mi mundo. El Papi, la Mami, el hermano para pelear, la hermana para aprender, tíos, tías, primos, primas, madrina, padrino. Y lacasadelaabuela era (sin dudas, opciones ni cuestionamientos) el lugar para encontrarnos. Allí confluíamos cotidianamente. En lacasadelaabuela se celebraban todos los festejos y se debatían todas las cuestiones familiares. Era el nido albergador.
Mi abuela, la única abuela que tuve, murió el 1º de julio de 1973... Fue la “primera muerte de mi vida”. Y esa familia (indiscutible, indisoluble, indestructible, indudable, poderosa, numerosa, ruidosa), real o inventada por mí, estalló por los aires.
Nos cubrió un océano de secretos bien guardados y traiciones impensadas. Los amados tíos, las maternales tías, se convirtieron en poco menos que enemigos y los primos en indiferentes. Ese océano ahogó a mi padre, que siguió a mi abuela dos años más tarde. Y esa familia indiscutible, indisoluble, indestructible, ya no tan poderosa ni numerosa ni ruidosa, le dio la espalda a mi madre que se quedó en la calle con una hija de adolescente: YO.
Así fue como “la Delia”, que ya vivía en Buenos Aires, desembarcó en el terruño natal para traernos a vivir con ella a mi madre y a mí. Y lacasadeladelia se convirtió en el nuevo nido albergador. Y fuimos construyendo una nueva familia... menos numerosa, menos ruidosa pero tan poderosa como aquella. "Mi" familia. Real o inventada por mí. Y lacasadeladelia era el lugar para encontrarnos. El nido albergador había sido reconstruido.
“La Delia”, la única hermana que tuve (madre, amiga, cómplice, compañera), murió hace siete meses. Fue, es, la“muerte más muerte de mi vida”.
“La Delia”, la única hermana que tuve, murió el 13 de agosto de 2012. Y la familia, “mi” familia (real o inventada por mí), estalló en pedazos.
martes, 5 de marzo de 2013
Nada te turbe...
Mi querido Francisco Pesqueira incluyó a Delia en las dedicatorias de, primero, su espectáculo y, luego, su disco. Yo sé del esfuerzo que Francisco ha puesto en estos dos trabajos... Y sé de su dolor en la gestación de ellos... Por eso le agradezco hondamente su generosidad, su cariño, su recuerdo, su respeto, sus ganas de que Delia permanezca que se unen tan íntimamente a las mías...
domingo, 3 de marzo de 2013
Estúpido poema de soberbia juvenil...
No sé si alguna vez lo leyó... Creo que no...
De adultas, juntas, nos hubiéramos reído mucho de mi soberbia juvenil... Ahora me resulta una joyita que atesoraré por el resto de los días....
De adultas, juntas, nos hubiéramos reído mucho de mi soberbia juvenil... Ahora me resulta una joyita que atesoraré por el resto de los días....
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