El 25 de mayo de 2003 lo pasé, por supuesto, en casa de
Delia. Sentaditas en la cama de mi madre (también era su casa en aquellos
tiempos) las tres juntas vimos el acto de asunción de Néstor Kirchner.
Discutimos ese día con mi hermana. Ella no confiaba en él... Yo tampoco. Pero a
ella la atravesaba el enojo y a mí la esperanza. Le pedí que confiara un poco,
que le pusiéramos un poroto... y me tiró con la historia de esos últimos años
por la cabeza. A mí me costaba mucho discutir con ella. Pero ese día me mantuve
en mi postura lo que costó que viéramos todo el acto en un tenso silencio.
Cuando ya al atardecer decidí irme salió a despedirme a la puerta de calle y
abrazándome apretado me dijo: "Ojalá tengas razón, Ste, y sea yo la
equivicada. Lo deseo con el alma".
La fui viendo esperanzarse, emocionarse y comprometerse con
este Proyecto Nacional y Popular.
Compartí con ella las lágrimas tristes del 27 de octubre de
2010 y las de alegría del 10 de diciembre de 2011... Plazas compartidas...
La extraño tanto hoy, mientras organizo ir, una vez más, a
esa misma Plaza que nos convoca...
Está en este blog, pero aquí posteo lo que escribió el día que Néstor se fue... Eso
resume su devenir entre su desconfianza del 2003 y ese fatídico día...